Que por arte de magia suceda

. “Que se comuniquen más” me decía un cliente sobre su equipo. Pero ni él sabía bien qué era es “más” (¿Más emails que luego no leen porque reciben demasiados? ¿Qué organicen reuniones semanales, sin un objetivo claro?).

. “Tengo una muy buena idea” pero nunca encontrás EL momento para darle forma de proyecto, trasladarlo al equipo. Ni la motivación (el día a día te consume: quedás agotado). Y así, se pasan los días… ¿los meses?

. “Quiero hablar con mi jefe, porque así, no puedo más”. Sentís la necesidad de expresarle lo mal que te estás sintiendo con la carga de trabajo que nunca disminuye, con las exigencias, con las prioridades que cambian a cada momento. Así que ya llevás 2 meses con ésta situación en la cabeza, y te planteas no es hora de buscar otro trabajo.

Si no lo expresas... nadie se entera. Las palabras son las que generan realidades que antes de mencionarlas no existían.

Quien quiere que algo sea distinto sos vos. Quien lo identifica como un problema. Y quien tiene el poder de hacer algo con ello.

Porque son temas que nos preocupan, que nos generan estrés. Nos dan vuelta una y otra vez en nuestros pensamientos. Nos quitan concentración, ganas. Nos frustran, nos enojan, nos hacen sentir mal.  

Y podemos encontrar muchas excusas (que pueden ser muy válidas) de "porque no pudimos hacerlo, hasta el momento" pero.. eso no nos hace avanzar. Damos vueltas sobre lo mismo, y nada cambia.

¿Qué podemos hacer? 3 ideas:

. Adueñarnos del tema y generar nosotros esos espacios de diálogo. 

. Prepararnos para aquello que queremos que suceda.

. Gestionar nuestras emociones, y generarnos un espacio de tranquilidad y confianza en nosotros. 

Si el problema, la necesidad la tenemos nosotros.. también la capacidad de hacer algo con ello. Si no lo expresas.. nadie se entera. 

¿Qué pensas vos?